domingo, 11 de febrero de 2018

Taller de cuentacuentos


¡Buenos días!
Para hoy no traemos ni un juego ni su aplicación didáctica en el aula. Tampoco traemos un proyecto gamificado. Hoy queremos traer y compartir una pequeña propuesta que mi compañero @DannyHumanitas y yo hemos llevado a cabo en sexto estas dos últimas semanas. 
Nuestra intención en el aula en cuanto al aprendizaje de la lengua (tanto la propia como las lenguas extranjeras) es siempre la de partir desde la comprensión y la expresión. Consideramos que el aspecto metalingüístico de la lengua es importante (gramática, vocabulario, ortografía y correcta escritura, etc.) pero no debe ir desligada de la función comunicativa del lenguaje. Hablamos, leemos, escuchamos y escribimos con la intención de comunicarnos y el conocimiento del propio lenguaje trabaja al servicio de ese afán comunicativo, nunca independiente de él. 
Es por esto que, con más o menos acierto, intentamos trabajar en lengua desde una tipología textual específica (ensayo, cuento, noticia, poesía, etc). Y en esta ocasión nos propusimos trabajar desde el cuento a través de diferentes actividades; unas más creativas y otras más estructuradas.

  • Motivación. Nos cuentan un cuento
Dimos comienzo a la propuesta con una actividad de motivación que yo misma (gracias a ciertos cambios estructurales improvisados en el horario) llevé a cabo. 
El objetivo final de nuestra propuesta era que el alumnado preparase un cuentacuentos con obras propias para presentarlo ante sus compañeros de primaria durante la tarde de carnaval. Con lo que decidimos presentarlo siendo nosotros, los profesores, los primeros en lanzarnos a la aventura de contar un cuento de creación propia ante las cuatro clases. 
Para ello recuperé un pequeño relato que tenía guardado desde hace años, fruto de mi primera experiencia como docente (en prácticas) en el Hospital Niño Jesús de Madrid y lo transformé un poco para darle estructura de cuento. Además preparé una pequeña caja con diferentes elementos que ayudarían a ilustrar el relato y a captar su atención (caja que podéis ver en la imagen que encabeza el post). 
Llegué a cada una de las cuatro clases, les pedí que retirasen mesas y sillas para dejar libre el centro del aula y les invité a ponerse cómodos; tan cómodos como quisieran. Puse música y me senté con ellos con mi caja en el centro.
La historia que les conté hablaba de un bosque donde habitaban las cuatro aves más sabias del mundo, cada una experta en algo. Hablaba de una de ellas, una lechuza experta en saber hacer el cubo de rubik. Hablaba también de una tortuga que no podía salir de su charca y a la que la lechuza visitaba diariamente. Y hablaba también del cielo, un cielo que se enamora de las historias y los cuentos bonitos y que, cuando lo hace, no puede sino llevárselos consigo.
El objetivo de esta primera actividad era, por un lado, motivar al alumnado hacia la creación literaria. Y por otro, mostrar la propia experiencia como fuente de inspiración en dicha creación literaria. Sobra decir que fue una actividad preciosa y que la disfrutaron mucho.

  • Análisis. ¿Qué es un cuento?
La segunda actividad propuesta tuvo un cariz más analítico. Por equipos colaborativos llevaron a cabo la destreza del pensamiento: Las partes y el todo para trabajar la estructura de un cuento, las partes que lo componen (Inicio, nudo, desenlace, moraleja) qué incluye cada una de las partes y qué ocurriría en nuestro cuento si faltase alguna de esas partes.


  • Lluvia de ideas. Escribimos un cuento
La tercera parte de la actividad ya implicaba lanzarse a la piscina y atreverse a escribir sus propios cuentos. La escritura creativa no es un proceso sencillo y suele resultar bastante frustrante para ellos cuando se enfrentan a un papel en blanco con muchas ideas inconexas en la cabeza y poca capacidad de interrelacionarlas. Las ideas se les van ocurriendo sobre la marcha, las incluyen como buenamente pueden con más o menos habilidad para mantener la coherencia en su texto, etc. 
Para hacer más accesible el reto de lanzarse a escribir creamos una plantilla muy inspirada en el Storytelling Design Board del gran @pepepedraz  para echarles una mano al organizar sus ideas y relacionarlas con la estructura que ya habían trabajado previamente. Y sí, para no faltar a nuestros principios, aparecieron en este momento en escena los archiconocidos Rory's Story CubesⓇ (viajes y fantasía en este caso) para quién necesitase un aporte extra de creatividad.

  • Evaluación. Contamos nuestro cuento
Cabe decir que antes de que llegase el día en el que deberían contar su cuento nos entregaron tanto a mi compañero como a mí su historia redactada para que pudiésemos darles un feedback sobre aspectos a tener en cuenta de cara a su exposición oral ante sus compañeros.
Así, la mañana de carnaval la dedicamos a la evaluación del producto final de nuestra propuesta basada en cuentos. Para ello entremezclamos al alumnado de las cuatro clases y les separamos en grupos de cuatro alumnos, uno de cada clase. A cada grupo le entregamos una hoja impresa con cuatro rúbricas y les indicamos que serían ellos mismos quienes decidirían cómo valorar el desempeño de sus compañeros llegando a acuerdos y proponiendo mejoras.
Se evaluaron tanto la forma de narrar y su fluidez como la presencia y comunicación ante el público, los recursos que usaban para acompañar la narración y el vocabulario que utilizaban. 
La actividad funcionó bastante bien pero lo que más llamó nuestra atención fue que, una vez terminada y evaluada, vimos como algunos de nuestros alumnos se juntaban en grupos en torno a un interlocutor que había decidido contar su cuento de nuevo para disfrute de quienes se congregaban a su alrededor. De hecho, alguna alumna incluso me pidió la caja que había utilizado yo para contar mi cuento. 
  • Cuentacuentos
Llegó la hora. Habían trabajado mucho para preparar aquello que nosotros les habíamos propuesto. Podría haber resultado un caos, podrían haberle dado la espalda a nuestra propuesta y no haber querido llevarla a cabo (al final, nosotros lo lanzamos, pero quiénes podían hacerlo posible eran solo ellos). De hecho, la actividad dio comienzo como un paseo por los diferentes pasillos con caras de miedo y con nervios en el estómago. 
Algunos lo expresaban: "profe, estoy muy nerviosa, no sé si me va a salir bien". Otros avanzaban en silencio aferrándose a su caja como un ancla en mar abierto. Otros hacían cábalas para lograr entrar a contar su cuento en la clase de algún hermano, familiar o conocido. Y nosotros nos limitábamos a ver como el grupo iba reduciendo en número sin saber si llegaríamos a cumplir con dos cuentos por clase.
El final no pudo ser más diferente pues según salían de las clases se nos acercaban a preguntar si podían ir a otra clase, a decirnos que los niños estaban pidiendo más, a contarnos que les habían felicitado por lo bien que lo habían hecho. Así de los 15 minutos de actividad que nos habíamos programado salió hora y media. Por ello desde aquí aprovechar para agradecer a todos los que han hecho esta propuesta algo real: a mi compañero, a los profes y, sobre todo, a los chavales.



Y hasta aquí la entrada de hoy, espero que os haya gustado.
Andrea, Miguel y Calcetines nos despedimos hasta la próxima entrada.




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